Esto ha ocurrido con uno de mis poemas, lo que me hace sentir enormemente afortunado. Nada menos que la voz de Juncal Altzugarai, ahí es nada, y la música de Luis Vil. Sí, en efecto, me siento muy afortunado. Lo quería compartir con todos los lectores del blog.
El tema número nueve, el que lleva por título "Nana negra", es el que contiene el poema Nana Negra. Más abajo podéis leer el poema original y la versión escrita para ser cantada.
Nana Negra
QUEMASTE mis alas
no pude huir;
borraste los nombres con cal.
oliste mi miedo a través del fusil
ataste mi alma al bosque sin luz.
Míra mis manos,
sin carne ni piel;
sombra perdida,
de huesos,
que el barro tragó.
Pido a la tierra, cante mi voz,
que germine mi rostro en su flor,
y críe mi nombre en huerto de sal;
dándote un fruto salado de hiel.
Las memorias son árboles que perdieron raíz.
Algún día,
ebrio de olvido dormirás
y liberaré mis raíces
enmarañándolas a tu celebración,
recordándome en ti,
que el cuello de la esperanza
también se corta.
Árbol, árbol, árbol.
Mira mi cara,
sin carne ni piel,
que la arena mojada acalló,
al brindis leal
que es mi recuerdo en quién amó.
y sueños de color carmesí:
La vida viste de olvido,
no me da nombre ni voz,
en una tierra de vientre voraz,
que saciaste de sangre, con ira y talión.
Nadie espera de este árbol
que aguante la hoguera
o la memoria.
De todo lugar donde algún día fui
el pasado es aquel en que yo nos quiero encontrar.
Mira mi cuerpo,
sin ropa ni piel,
en gritos eternos, sin fin,
garganta tallada en ceniza y marfil,
cantando la nana del nunca acabar.
Valga este poema a todos los desaparecidos por violencia, sea ejercida con plomo o con indiferencia. Que el olvido se convierta en voz.
Y aquí está la versión para la música de Muskum, letra también mía:
Nana Negra
QUEMAS sus alas y no puede huir;
borras su nombre con cal.
Hueles su miedo a través del fusil
y entierras su alma en un bosque sin luz.
Míra sus manos, sin carne ni piel;
sombra perdida, de huesos, que el barro tragó.
Dile a mi tierra que cante su voz,
germinen sus rostros en flor,
y críen sus nombres en huerto de sal;
la memoria es un árbol que perdió la raíz.
Mira sus caras, sin carne ni piel,
***
Viste de olvido la vida que fue,
ahora sin nombre, ni voz.
Tiene esta tierra un vientre voraz
saciado de sangre, de ira y talión.
De todo lugar donde algún día fui
el pasado es aquel en que yo te quiero encontrar.
Mira sus cuerpos, sin ropa ni piel,
gritos eternos, sin fin,
gargantas talladas en ceniza y marfil,
cantan la nana del nunca acabar.
Mira sus caras, sin carne ni piel,
la esperanza es un cuello que todos podemos cortar.
Lo dicho, uno es afortunado por poder vivir estas cosas.
Un saludo a todos.