Para entonces
Para cuando me quite el miedo a que notes mi miedo
para cuando la sed sea sorda y no queme
para cuando por fin sea el momento perfecto de dejarse caer
entre pétalos de violeta y pintalabios de menta.
Entonces ahí será el tiempo de valientes,
de los eternos
de quienes nunca se arrepienten,
de quienes beben directamente de las fuentes
de la vida.
Para cuando se me quite la sed y notes mi amor,
para cuando la noche sea agua y no fluya,
para cuando por fin sea el momento perfecto de dudar,
entre pasos de baile y arpegios de guitarra.
Entonces ahí será el tiempo de valientes
de los eternos, sí
de quienes nunca se arrepienten
de quienes atraviesan los mares desde Ítaca,
enrolados a la fuerza en barcos de arcilla
acobardados galeotes somos argonautas,
despreciados e iracundos;
por ahora nos comemos las piedras de sal
y los momentos de asfixia.
Pero vivos
cayendo
entre pétalos de violeta y pintalabios de menta.
Y abrasado el corazón
trémulos los besos secos
árido el aliento de madera y vino
de la noche anterior.
Amada noche
recibiéndonos de día
tan a escondidas que las agujas
las agujas del reloj confusas,
al mirarnos tan en nuestra noche,
abrazados
nos ofrecen la música de su mecanismo roto.
Y nadamos en el manantial del momento eterno
desnudos de mentiras
vestidos de la ausencia que para siempre
entre velos
nos sonreirá desde las fotografías,
pornográficas
divertidas
malolientes
ebrias de deseo y de alborotada serenidad,
de calculadora demencia.
Para cuando me pase el miedo
la ceguera y la bastarda gallardía
que me impide verme en un reflejo claro
en tus ojos
silente,
para cuando todo ello pase,
seré capaz de declararte,
por unánime rebeldía
la paz de nuestro amor
y no la guerra de nuestra ausencia.
Pero por ahora,
entre dientes el cuchillo de papel
es tiempo de abordar otro buque
es tiempo de llorar
es tiempo de ser fiel
a tu impuesta ausencia,
siempre, entre pétalos de violeta
y pintalabios de menta.
(Álvaro Hernando)