Lo que cabe en la mano
de mi Lucía lúcida
es grande, como pepita de tiempo
como semilla del todo
y resumen del Hombre.
En su minúscula mano
cabe la existencia entera
de la rama ya seca
y la raíz superviviente
a la muerte que sonríe
y a la rendición aplastante.
En la insignificante mano
de esta Lucía omnipresente
cabe, con holguras incómodas,
la inabarcable verdad
de un tiempo que permanece
en permanente fuga.
Hoy somos raíz, lágrima
y huella
de una Lucía
de cuya mínima mano nos escurrimos hacia el olvido
y a la tierra que huele a lluvia.
Álvaro Hernando. Para Lucía Baztan San Juan