Cuando me guardo una palabra, se mata el verso.
Versos muertos y enterrados, entre matas de espina y cieno.
Cuando el verso se mata, me muere un sueño.
Sueños ahogados en luz, entre sed y lamentos.
Cuando el sueño muere, nace un deseo.
Desafuero y querencia de tu intima porción de cielo.
Cuando el deseo nace, crece el ahhelo.
Devoción por mí mismo y mi consuelo.
Cuando el anhelo crece, siento en ti el beso.
Mal trato. Falso el sello de un acuerdo.
Cuando el beso siento, desbocado aliento.
No es muerte acechando, es malpasar tu tiempo.
Cuando el aliento desboca, la palabra pierdo.
Recojo mis pedazos de ti, envueltos en tu velo.
Y vuelta a empezar. El carrusel febril del anhelo.
Cuando me guardo una palabra, me mata ese verso.