Biografía (actualizada 2019)

Álvaro Hernando (Madrid, España, 1971) es maestro y licenciado en Antropología Social y Cultural (especializado en lingüística evolutiva y en los fenómenos de lenguas en contacto). Colabora como periodista en diferentes medios y, principalmente, dedica su tiempo a la docencia. Cuenta entre sus publicaciones con los poemarios Mantras para Bailar (2016) y Ex-Clavo (2018), Chicago Express (2019). También ha sido invitado a participar en publicaciones colegiadas, como la que rinde homenaje a Federico García Lorca, Poetas de Tierra y Luna. Homenaje a Federico García Lorca: Reedición de Poeta en Nueva York (2018). Ha participado en varias publicaciones colectivas de cuento, entre las que destaca el volumen Cuentos @ (2019), de Editorial Magma, Lenguas en Tránsito. Ha publicado poemas, ensayos, artículos y relatos en diferentes revistas de España y Estados Unidos. En la actualidad es delegado para EEUU de la revista de literatura especializada en Poesía Crátera, así como colaborador en distintos medios especializados dedicados a la literatura y a la docencia. En el año 2018 recibe el Premio Poesía en Abril, otorgado por la organización del Festival Internacional de Poesía de Chicago, donde vivió por varios años formando parte de la comunidad de escritores en español del Medio Oeste norteamericano. En la actualidad vive en Madrid, donde trabaja como asesor para el Ministerio de Educación y Formación Profesional.

sábado, 27 de octubre de 2012

Burn to the ground




Burn to the ground

Your words set at naught,
feelings in my tongue,
ashes in my mouth.
Any time burning me alive,
while you see my better face,
really smiling around a mouthful of ashes.
Smile smelled of grimace.
Smiles that smell like a trap,
of death and sadly deception.

viernes, 26 de octubre de 2012

Vademécum del alma. Tratado práctico. Trato de practicarlo.

Hoy, desorientado como nunca, y la pena perdida en la incertidumbre del silencio, busco en el vademécum del alma la manera de amar en un día sin sol. Tengo el apetito voraz que siempre he sentido, pero no encuentro la espalda y el cuello que me dice he de buscar. Tras una noche en vela en la que busqué acurrucarme en un dulce oasis que se llama "ayer, hoy y mañana", me encontré nadando en la arena de una duna que me dice exactamente que mi lugar está por debajo de la perfecta medida del perfecto "you are perfect". Cien veces leeré, y mil, si es necesario, a Jorge Luis Borges, mientras domino mi mal genio y mi impaciencia cuando algo es y no veo lo que es, pero sé que amo con defectos... y amo sus defectos. Hoy el ancla, ese que me caza solo en sus silencios, me lastra a lo más oscuro del desesperado océano. Las escamas metálicas me rasgan por dentro, se mueven como vivas, consumiendo un oxígeno que emplean en enmohecer su esqueleto. Me faltan los veintes de enero y los veinticincos de septiembre. Dejé el paquete para el Ratón Pérez, con la tristeza bien envuelta, deseando encontrar en el trato un dulce libre de miedos, pero me encuentro que aún sin escribir el remitente me han devuelto la herida de un colmillo que rasga la inocencia. Con miedo he dejado pasar el día de sol, con la esperanza de que mañana no sea necesario mirar esta receta como último recurso. Ojalá me amen, me sueñen, me escriban cuentos... me sigan a besos... sembrándome. En marea alta de ansiedad fui a urgencias y no sólo no había poetólogo de guardia, sino que me han cobrado dos versos por dejarme salir sabiendo que sigo vivo. Aún así, Hierro, Gamoneda, Neruda, unidos, han traído noticias de ti, dándome esperanza de nuevo. Y de repente, cuando estoy peor, me encuentro con que ante la duda, me sobran los motivos, porque me lo ha dicho quien mejor me conoce, para seguir respirando a dos voces, ahorrarnos ficciones, reproches y nada, pintar de presente los sueños dormidos, hacer la sonrisa risa fuerte, retomar la fuerza con Vim Mertens de nuestro mundo inquebrantable... pero juntos. Por fin algo concreto, en esta moderna ancestral medicina, qué hacer al sentir dos mundos, uno lejos del otro. Debo dejarme llevar al pensamiento en ti, bañándome la cara con el viento que me calme. Es casi de día. O esperar, buscar la luna y entablar con ella el mismo dulce debate. Buscar allí besos visuales. Hoy, que dudo, te busco a mi lado. Pero siempre por prescripción médica: o vida o nada.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Tu verso

Cuando me guardo una palabra, se mata el verso.
Versos muertos y enterrados, entre matas de espina y cieno.
Cuando el verso se mata, me muere un sueño.
Sueños ahogados en luz, entre sed y lamentos.
Cuando el sueño muere, nace un deseo.
Desafuero y querencia de tu intima porción de cielo.
Cuando el deseo nace, crece el ahhelo.
Devoción por mí mismo y mi consuelo.
Cuando el anhelo crece, siento en ti el beso.
Mal trato. Falso el sello de un acuerdo.
Cuando el beso siento, desbocado aliento.
No es muerte acechando, es malpasar tu tiempo.
Cuando el aliento desboca, la palabra pierdo.
Recojo mis pedazos de ti, envueltos en tu velo.
Y vuelta a empezar. El carrusel febril del anhelo.
Cuando me guardo una palabra, me mata ese verso.

martes, 23 de octubre de 2012

Erosión

Mi pecho, un viejo relieve. Ya sin despuntar en lo alto del cielo. El agua, el viento, el hielo, todo mella. Todo roe, rae y roba. No quedan casi aristas que corten la vida al respirar. No quedan atropellados cambios de horizonte. No quedan, porque no caben.
Las grietas en la roca son las cicatrices de la supervivencia. Son cicatrices de la herida ajena. La del agua, la del viento, la del hielo. Lo roído, lo raído, lo robado.
¿Qué nueva cicatriz dejará esta herida ajena? Busca bien, no queda mucho más por roer, raer o robar.
Seguro, con el tiempo, dejará de dolerme ver escapar el agua, ver enredarse en bucles alejados el viento, o notar desaparecerse el hielo en nada.
No creo que los roídos, raídos y robos sean lo que colman las existencias. No creo que, siquiera sobrevivir a ellos, sea vida. No es tiempo tampoco de arrepentirse. Estoy donde estuve. Sin más.
Permanezco.

martes, 16 de octubre de 2012

Soledad y Ausencia

Soledad y Ausencia
Soledad y Ausencia

Es llegar tarde a ninguna cita.
No es soledad por donde entras,
es por la ausencia,
por la que me escapan los latidos.
Es tardar en llegar tarde.
De la sombra aprendo a qué
se atiene uno
en el estar iluminado.
Es la penumbra
y añorar la sombra duele,
en la luz más absoluta y meridiana.
Es llegar tarde a la tardanza.
No hay. No fue.
No está. No volverá.
De la esperanza a la certeza.
Del silencio hueco, al eco muerto.
No es la soledad por donde entras,
es por la ausencia,
por donde en ti, estando, no me encuentro.
Dame certeza en soledad
y no incertidumbre en la ausencia.

(Álvaro Hernando)

domingo, 7 de octubre de 2012

Arena


Incertidumbre, ritual,
me abrigo con una duda
¿cómo será entonces?
Veré ancianos por las calles,
sentiré la vida dentro; Canto.
Silencios, hablaré, para vosotros,
de latidos, ecos como enjambres,
recogidos en afectos que os impregnan,
polen, miel, pétalos y soles.
Danza en libar la vida.
Cantarán, zumbando, himnos, canciones,
palabras bellas y huecas, con olores, recodos,
tacto y paños de vivos colores,
que resuenen en tu pregunta.
¿Quién fue? ¿Cuándo me conoció? ¿Cómo lo sabe?
Tendré apremio por tus ojos;
nada de leer en ellos tus desasosiegos o emociones.
No quizá, marea plena al pensarlo,
al no verte, en resaca.
No ver tus recuerdos, piel, piensa, labios en un beso.
Como del adolescente, más forzado que robado.
Como del inocente, menos complaciente que deseado.
Las palabras. Mi tarjeta de visita.
Quedarán en el hallarse atado,
epitafio, por recuerdos a la forma
de hinchar por versos mis costillas.
Por versos, no por aire.
¿Cómo será?
¿Cómo me recordarás?
Será un ritual: El miedo de nuevo en la pena.
Penar por temer al miedo.
El olvido es la mejor manera de morir abrazado por la paz de los cobardes.
Me recordarás.
¿Cómo será cuando haya muerto?
No me recuerdes, yo sólo quiero inspirarte.
No me busques, no me halages.
Solo trata de libarme.
No me ames, no me espíes.
Mírame a los ojos, vive, no trates de seguir mis pasos.
Busca caminos más duros, busca,
sí, estaré muerto.
Estaré en tus palabras, las mudas,
las nacidas al mirarme.